Noticia - Asesorías / Consultorías
Ni la fragilidad, ni la dureza. Tampoco lo intangible…La capacidad de sobrevivir y luego destacar en los negocios no es causa de la suerte, tampoco de pasos inmodificables. Somos, en este mundo, sin duda alguna, arquitectos de nuestros sueños. Y pueden ser sueños de arcilla.
El motivador español Juan Carlos Cubeiro, recomienda que “si aprovechamos nuestra mente de arcilla, podemos hacer de nuestra vida una obra de arte”. Lo flexible, lo moldeable, lo adaptable son atributos necesarios para garantizar nuestro éxito, porque las circunstancias nunca serán siempre las mismas y la manera de actuar, por ende, tampoco, ya que ésta también puede variar, llevándonos al éxito o al fracaso según la decisión que tomemos
Mentes de arcilla, de roca o líquida, existen en nuestro universo y aplican en los negocios. El psicólogo Walter Riso también hace uso del concepto “mentes de arcilla” en su libro El arte de ser flexible. Se refiere a la mente maleable, virtuosa, capaz de superar los obstáculos de la vida y reinventarse continuamente.
La mente de arcilla es el término intermedio entre la mente de piedra y la mente líquida. Nos han enseñado que los extremos no son recomendables, y no es este caso, precisamente, la excepción.
La mente de piedra cuenta con las siguientes características: son rígidas, inmóviles, impenetrables. Con el transcurrir del tiempo la experiencia y el conocimiento se han compactado de manera irrevocable. No hay cabida para la duda sobre sí mismos y aborrecen la crítica.
El otro extremo está la mente líquida: insustanciales (sin principios ni convicciones), todo vale, no tienen forma.
Nuestro foco de atención de hoy, que nos servirá para nuestra área de acción en los negocios, son las mentes flexibles o de arcilla: capaces de avanzar o retroceder, modificarse, reinventarse, crecer, actualizarse, revisarse, dudar y escudriñar en ellas mismas sin sufrir trauma alguno. Asimilan las contradicciones e intentan resolverlas. No se aferran al pasado ni lo niegan, más bien lo asumen de manera constructiva sin perder la capacidad crítica, según manifiesta Riso.
Un buen amigo utilizaba una frase que me encanta y que viene a la perfección con nuestro tema: “Como el bambú”. ¿Por qué el bambú? Pues por sus características tan particulares: es elegante, erguido y fuerte, receptivo, humilde, se inclina con el viento, pero no se quiebra… Pues así son las mentes abiertas, las mentes de arcilla.
La mente rígida puede ser un camino seguro, pero al fracaso. En cambio, en la mente de principiantes, persiste la actitud y la voluntad de aprender de manera constante, asegurando, de esta forma, presente y futuro.
A pesar de ese carácter moldeable, las mentes de arcilla trabajan con valores sólidos. Basta hacerle seguimiento a compañías de crecimiento sostenido e indudable éxito, para apreciar que en ellas los valores que preservan su ideología dotan su cultura de una fuerza especial.
Pero la principal característica de estas mentes es lo que el español Cubeiro define como “flexeverancia”, que no es otra cosa que combinar la perseverancia en los valores con la flexibilidad del desarrollo constante.
Bien lo señalaba el gurú de la gestión, Jim Collins (1958): “La grandeza no es función de las circunstancias; la grandeza básicamente depende de una elección consciente y de la disciplina.”
Los empresarios actuales requieren de ese equilibrio entre solidez y liquidez que nos ofrece un material tan noble como la arcilla. Moldeables como ella, haciendo frente a las circunstancias y construyendo nuestro camino al éxito. Así es la ruta del alfarero de los negocios.