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Onimin planeá introducir su red de franquicias en México

04.09.2012

Onimin, la original franquicia de diseño argentino planeá exportar a México, porque comprobaron que allí “no hay este tipo de artículos, y la gente se sorprende y se engancha”.

El matrimonio de Amorina Ripari y Marcos García Molina es uno de los tantos que emigró a España a raíz de la crisis de 2001. Vivieron cinco años en Alicante, donde armaron una agencia de publicidad con otros dos socios. Pero volvían de vez en cuando a La Plata, donde tenían a sus amigos. En uno de esos viajes, vieron en el escaparate de una tienda de artículos de regalo y bazar un portabolsas con forma de gallina, para tener en la cocina.

Les encantó. “Ya teníamos una nena, y queríamos que creciera con nuestros amigos y familiares. Y teníamos problemas con nuestros socios en Alicante. Fue inevitable pensar en poner un negocio para vender cosas como la gallinita”, cuenta Ripari. “Todo el mundo nos advertía: ‘háganlo en Buenos Aires, que en La Plata va a ser difícil’. Pero para nosotros, La Plata es nuestro lugar en el mundo”.

A distancia Todavía en España, contrataron una línea telefónica por la cual podían ser llamados desde la Argentina como si se tratara de una comunicación local. Así se contactaron con los primeros proveedores y una sobrina los ayudó a elegir y alquilar un local. “Yo soy diseñadora en comunicación visual, y Marcos es fotógrafo y diseñador autodidacta”, cuenta Ripari. “El se puso a diseñar los muebles que fabricaría junto a su papá”.

Volvieron a La Plata en abril de 2007 y a mediados de junio abrieron el local. “En la ciudad ya había locales de regalos, pero no de diseño”, explica la emprendedora. “Abrimos con 30 artículos, todos de diseñadores argentinos; y hoy ya tenemos 200”.

Antes de cumplir un año, la crisis del campo los puso contra la pared. “Nos salvamos porque teníamos una excelente relación con los proveedores; y ellos nos decían ‘no cierren, les dejamos mercadería en consignación’”. Además, el local se llamaba Mínimo y, a poco de empezar operaciones, una persona les dijo que ya tenía registrada la marca y para una actividad parecida. “No habíamos tenido ocasión de chequear eso antes. Pero Marcos miró la puerta de blindex, donde el nombre de la marca se leía al revés porque estábamos adentro. Y me dijo ‘damos vuelta el nombre, y no demos más vueltas’.” Así quedó el nombre definitivo, Ominim.

Franquicias Para el matrimonio, este episodio es un botón de muestra de la cultura que los ayudó a subsistir y a crecer: “no tener problemas, resolverlos con educación, buen trato y, sobre todo, respeto hacia quienes nos acompañan”. Las doce franquicias que tienen en la actualidad las explican por eso. “A los dos meses de haber abierto en La Plata, un loco lindo de Olavarría nos llamó para preguntarnos los números para abrir una franquicia”, recuerda Ripari.

No teníamos ni idea; contratar un estudio para que nos lo elaborara salía como 12 mil dólares. Y no queríamos vender la franquicia cara, porque no sabíamos si iba a funcionar”, repasa. “El desafío con los comercios es que el primer año son todos gastos, y queríamos que los nuevos no sufrieran como nos pasó a nosotros. Así que los asesoramos, los cuidamos mucho”.